domingo, 25 de mayo de 2014

Monólogo interior de una joven cabreada




“A mí lo que me gustaría decir es que estoy indignada, pero ahora no se puede usar esa palabra sin que te pongan debajo de una tienda de campaña en la plaza Mayor de tu pueblo, así que diré que estoy cabreada que también se entiende bien el significado de la palabra, bien cabreada porque estoy ya un poco harta de escuchar por todas partes que la mayor parte de la juventud somos unos parásitos que chupamos de los padres alargando los estudios años y años para no tener que enfrentarnos al mundo hostil y laboral que nos espera al otro lado, se quejan los adultos, se quejan los padres, se quejan de lo que no es más que su obra y esconden la mano después de tirar la piedra, o como los avestruces la cabeza, para no ver, para no querer ver, que yo no quise preguntar nunca porqué me compraban la ropa de marca aunque sabía perfectamente que era para que no se dijera de que su hija iba vestida peor que las demás o la gameboy que me cayó por la comunión, junto a un montón de pasta que me regalaron y que me dijeron que era para mis cosas, con 10 años qué cosas iba a tener yo como no fuera comprarme todos los caprichos que se me antojaban, y mi padre obrero y mi madre limpiando en el colegio de las monjas, trabajadora de base, eso sí, con un coche bien grande y fardón íbamos al pueblo cada año a fardar, aunque se lo curraban como locos, horas extras habrá metido mi padre por un tubo y la ama se habrá teñido ella las mechas en la cocina con mi ayuda pero a mí siempre me compraba el chándal de las rayitas verticales y en verano el bikini de los caros y siempre orgullosa de que yo fuera guapa y bien lucida, que me exhibía como perrito de competición y a mí no me importaba, tan feliz, y qué dice de que todo el día con la Play si mi padre mete horas a porrillo en el sofá los sábados por la tarde cuando se queda solo en casa porque mi madre se va a pasear con las amigas y luego todo son quejas, que yo no les pedía la paga pero me daban una pasta, para que no fuera menos que las demás, y claro una se acostumbra y entre alternar y pasarlo bien luego te das cuenta de que este mundo es una mierda con la crisis y mil veces escuchado esto, de bueno hija, tú no te preocupes que donde comen dos comen tres y a ver así, que a mí me da lo mismo, ya les dije, yo no quiero estudiar, yo quiero ser dependienta de Zara y todo fueron gritos entonces y son también gritos ahora aunque me matriculé en la Universidad aunque no me apetecía nada de lo que daban, pero claro, ellos no estudiaron y se creen ahora que habrían estudiado si sus padres hubieran podido darles estudios, pero yo creo que es la excusa que no se creen ni ellos porque si todo se hereda yo también he heredado de ellos las pocas ganas de estudiar, que en casa ni un triste libro hay como no sean los que yo leo, eso sí, una tele en cada cuarto que sólo falta que pongan una colgada de la alcachofa de la ducha, así que me parece súper injusto lo que ha dicho mi madre de la juventud que somos unos jetas alargando los estudios y sacándonos unas pelas para nuestras cosas sin ayudar en casa para nada, en la sobremesa de la comida familiar que estábamos todos porque era el cumpleaños de la abuela, que me ha parecido hasta amargada y todo porque les ha tocado currar en vez de divertirse cuando han sido jóvenes, que para eso somos jóvenes, a ver y si no que nos hubieran educado mejor con ese sentido de la responsabilidad que ahora dicen que nos falta y con valores que también se les llena la boca diciendo que carecemos de ellos, que de lo que se come se cría.…”


En fin.

http://blogs.diariovasco.com/apartirdelos50

LaAlquimista

Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com

*Post escrito en Mayo 2011. ¿Ha cambiado mucho la situación desde entonces...?

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